¡Bienvenidos!

¡Encontrando el ritmo!

Publicado el domingo 7 de febrero, 2016

¡Hola amigos! Como si nada, estamos ya en el segundo mes del año. La mayoría se ha adaptado ya a sus actividades cotidianas después de las vacaciones por las fiestas de fin de año. Sin embargo, muchos no logran establecer una frecuencia para hacer ejercicio y se preocupan por si esto afectará sus metas para este 2016.

«¿Cuántas veces debo ir semanalmente al gimnasio para lograr mis objetivos?» Es lo que muchos me preguntan, motivados por encontrar la fórmula mágica que los lleve de bajada hacia lo que desean.

Y si bien la constancia es uno de los valores que nos transportará hasta lo que tanto ansiamos, es innegable que nuestro estilo de vida afecta directamente la periodicidad con la que asistimos al gimnasio y el tiempo que permanecemos en él.

Horarios de trabajo, de estudio, compromisos familiares, distancia del gimnasio a la casa, tener vehículo o viajar en autobús, están entre las cosas que principalmente determinarán nuestra disposición para poder ejercitarnos, independientemente de nuestra motivación.

Entonces lo importante aquí es buscar un ritmo que nos permita ser constantes, organizando todos nuestros compromisos diarios y asignando en nuestro calendario semanal una frecuencia de entrenamiento que no nos agote, que no nos saque del paso y que nos permita cumplir con todas las demás responsabilidades.

De nada servirá asistir todos los días por tres horas al gimnasio si con ello descuidamos la puntualidad en nuestros trabajos o dejamos de atender a nuestros hijos, por decir un par de ejemplos.

La clave, mis amigos, es hacer una lista de todas las actividades diarias, organizarlas en sus respectivos horarios y asignar un tiempo prudente para ir al gimnasio (dos, tres, cinco veces a la semana, etc.) dependiendo de nuestra disponibilidad y energía.

No existe una receta sobre la mejor frecuencia, pues esta es única para cada persona e, incluso, ustedes deben estar atentos a cambios posibles o variantes tanto internas como externas. Habrá días en que tengan un compromiso extra y no podrán ejercitarse; en otra ocasión quizás salgan más temprano del trabajo y puedan extender su entrenamiento; puede haber días en que a lo mejor necesiten hacer una pausa y en vez de irse al gimnasio se vayan a visitar a los amigos o aprovechen descansar desde más temprano.

Al final, mis estimados lectores, son ustedes quienes van a establecer un ritmo, escuchando sus necesidades propias, tomando en cuenta sus estilos de vida y prestando mucha atención a las variables que pueden afectar la frecuencia a más o menos veces: Las que tienen que ver con sus propios cuerpos (enfermedad, cansancio, ansiedad, lesiones, ánimos, mucha energía, etc.) y las que tienen que ver con las actividades que día a día realizamos (días libres, vacaciones, asuetos, horas extra de trabajo, reuniones escolares, compromisos familiares y más)

Encontrar el balance entre sus estilos de vida y sus necesidades propias nos otorgará inmediatamente uno de los primeros beneficios del ejercicio: La satisfacción de saber que hemos emprendido el rumbo hacia una vida más saludable, transportados por medio de nuestro cuerpo en un ritmo único e irrepetible.

Y parte del camino hacia una mejor salud también es ir probando frecuencias diferentes hasta que encuentren una que se adapte lo mejor posible a sus vidas. ¿Necesitan una orientación? Acérquense a nuestro staff de entrenadores en cualquiera de nuestras tres sucursales Be Fit, nosotros con todo gusto les ayudaremos a recorrer la senda hacia sus metas.

Anda, corre, descansa, pero emprende de nuevo tu viaje y nunca te rindas.

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